La evaluación como parte del aprendizaje

En la exposición “El proceso evaluativo: “Cómo y por qué evaluar”, el foco estuvo puesto en cómo evaluar los aprendizajes y la forma de usarlos como termómetro para seguir creando y mejorando en el aula, tanto el rendimiento de los estudiantes como los métodos de enseñanza de profesores y académicos.
Se trató de la tercera jornada del Ciclo de Charlas “Desafíos de la Educación: Presente y futuro”, realizada por la Dirección de la Escuela de Educación, la carrera de Educación General Básica y el Magíster en Lenguaje y Comunicación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello.
Este ciclo estuvo compuesto por tres encuentros que tratarán temáticas de gran importancia para el desarrollo profesional de los estudiantes de las diversas pedagogías y docentes, donde se conversó sobre los desafíos actuales y futuros de la educación, considerando el contexto que vive Chile y el mundo, así también se buscó generar un espacio reflexivo en torno al proceso didáctico y evaluativo.
La tercera jornada estuvo a cargo de la doctora en Educación y profesora de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet (Argentina) Melina Furman, quien se focalizó en los procesos evaluativos vinculados al aprendizaje, donde planteó: ¿cómo, por qué, y para qué evaluar en los tiempos actuales?
La evaluación de los aprendizaje
Es evidente que hace tiempo se busca una transformación de la enseñanza, esto debido a los cambios, las nuevas plataformas que entregan información y los continuos estímulos exteriores. Sin embargo, para Furman a la hora de evaluar, los académicos siguen recurriendo a los métodos que ya conocen, las formas tradicionales con las que también fueron evaluados cuando eran estudiantes; de lápiz y papel, a libro cerrado. Tipos de mediciones que según diversos estudios no ayudan a recoger las evidencias de en qué lugar se encuentran los alumnos con su conocimiento.
Si bien la raíz parece estar en la enseñanza, Furman recordó la Teoría de la Huella, donde se plantea que el enseñar no significa que el otro aprenda y es ahí cuando ingresa la evaluación, el cómo darse cuenta de que los alumnos realmente aprendieron.
Es así que la evaluación se transforma en una oportunidad, el momento de mostrar aquello que los alumnos han logrado, y donde surgen tres preguntas: ¿Qué saben los alumnos sobre este tema? ¿Qué tendría que preguntarles o pedirles para saber qué saben? ¿Cómo nos damos cuenta de lo que los alumnos saben y cómo lo saben ellos?
Furman planteó dichas preguntas se desprenden de la necesidad de recoger evidencias de aprendizaje, la pregunta es cómo hacerlo, ya que es necesario reunirse evidencias variadas y relevantes, conectadas explícitamente con aquello que se enseñó.
¿Cómo darse cuenta de que alguien adquirió un conocimiento o una habilidad?
La académica se refirió a este punto recordando a David Perkins, pedagogo de la Universidad de Harvard, quien define que: “comprender es actuar con el conocimiento de manera flexible”.
Es así que para Furman ese conocimiento se transforma en hechos, poder actuar con ese conocimiento de manera flexible en entornos diversos. Ver la comprensión en acción ayuda para detectar si el conocimiento está ahí, y ver qué les tengo que proponer a los alumnos que hagan para que el profesor se de cuenta de si aprendieron o no para evaluar.
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En la tercera jornada del “Primer Ciclo: Desafíos de la Educación Presente y Futuro” la doctora en Educación Melina Firman, relevó la importancia de renovar los métodos de medición para mejorar los resultados.
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